La importancia de celebrar
el cumpleaños de nuestros hijos
Ya llega ese día único que simboliza que una etapa se cierra en el crecimiento del pequeño, y comienza otra llena de nuevos desafíos y alegrías. Llega el cumpleaños y hay que celebrarlo. Es una ocasión para entregar amor al homenajeado/a, haciéndole sentir lo importante que es para su familia y amigos. Un ritual muy positivo en el desarrollo de todo ser humano. Esto tiene especial importancia en la niñez, ya que las fiestas de cumpleaños -pequeñas o grandes- hacen sentirse al niño especial y querido, reforzando así su autoestima. Para ello es importante planificar un cumpleaños acorde a la edad, gustos y características personales del niño.
¿Por qué celebrar?
En distintas culturas y niveles sociales, el cumpleaños recuerda el día en que un ser humano llegó al mundo. Se celebra para darle relevancia a este hecho y expresar los deseos de felicidad para el futuro. El tipo de celebración depende de las tradiciones y estilo de cada familia. Es importante que el niño lo perciba como un día especial y lleno de alegría, y no sólo como una oportunidad para recibir regalos. A través de un buen recuerdo, se les va marcando a los niños el transcurso de un año, favoreciendo de este modo el desarrollo de la noción del tiempo. Es bueno que los padres les recuerden, por ejemplo, cómo fue el día en que nacieron o que les hagan ver cómo han avanzado de un año a otro. ‘Te acuerdas que el año pasado hicimos tal cosa’ o ‘tú eras así y ahora estás distinto’, son comentarios que a los pequeños les ayudan a entender que están creciendo, a pesar de que aún no tengan una comprensión clara del tiempo.
Lo mismo ocurre con las fotografías y videos. Captar imágenes de estos momentos especiales es más que inmortalizar recuerdos. Al verlas, los niños pueden reconocerse a sí mismos en distintas situaciones, lo que les ayuda a fortalecer su identidad. Además, a medida que van creciendo, les da la posibilidad de compararse entre cómo eran antes y cómo son en la actualidad, reconociendo las diferencias entre ser “grandes” y ser “chicos”. También se puede aprovechar la ocasión para señalar los logros y aprendizajes que ocurrieron durante ese año, como “comenzaste a dormir solo en tu pieza” o “aprendiste a nadar”. Destacar estos avances, sin duda contribuye a reforzar la autoestima. Todos son importantes. No importa que el primer cumpleaños del niño no sea recordado por él. A esa edad lo más probable es que ni siquiera tenga conciencia de que tanto ajetreo y convocatoria de gente es en su honor. Sin embargo puede percibir el ambiente de alegría que lo rodea, y tendrá la primera noción de las celebraciones. A los dos años, ya se dan cuenta que son el centro de la fiesta y a partir de los tres, son capaces de jugar en grupo con amigos y primos invitados a la reunión. Más adelante, podrá elegir a quién invitar y cómo celebrar. Así, sucesivamente, cada cumpleaños será distinto y especial. Sin embargo, hay que tener delicadeza, ya que en ocasiones el cumpleañero pude derramar más de alguna lágrima. Es el caso de algunos niños muy pequeños enfrentados a una enorme cantidad de gente y estímulos, o bien, niños introvertidos forzados a ser los protagonistas de actividades que no son de su agrado. Para que ello no ocurra, jamás pierda de vista las necesidades del pequeño, de acuerdo a su edad y sus características personales, y en lo posible, hágalo participar de los preparativos. Si planifica todo considerando los gustos del festejado y, además, añade mucho amor a la tarea, lo más probable es que resulte una fiesta de cumpleaños perfecta.